LAS 17 ROSAS

El caso más significativo de la Represión sufrida por el pueblo de Guillena desde el mismo 26 de Julio de 1936 (cuando entraron las tropas de Carranza en el pueblo) fue el caso conocido como las 17 mujeres de Guillena.
En Septiembre fueron detenidas 19 mujeres de Guillena, en su mayoría mujeres de huidos del pueblo, simpatizantes o militantes de partidos de izquierda, al no revelar el paradero de sus maridos. Permanecieron detenidas en el depósito municipal de Guillena. 17 de ellas fueron fusiladas entre el 6 y el 8 de Noviembre de 1937 en el cementerio del vecino pueblo de Gerena. Las otra dos recibieron un indulto que la absolvieron de este final al tener un familiar o conocido con influencias.
Siempre pensamos que este crimen tuvo lugar en 1936, según los testimonios recogidos por la Asociación “19 Mujeres” de sus familiares. Hasta que conseguimos el único documento en el que se habla de la aplicación del Bando de Guerra a una de las mujeres, Granada Garzón de la Hera, en Noviembre de 1937.
Somos conscientes que setenta años es un margen bastante amplio para que la memoria se balance en el tiempo, permaneciendo intacto el recuerdo de la última vez que vieron a sus madres.
Sabemos que en Guillena no huno ningún tipo de resistencia a los traidores de la República. La columna del gobernador de Sevilla, Carranza, entró e Guillena en paseo triunfal, siendo recibido por la Guardia Civil. Los hombres que habían tenido alguna participación en el gobierno del Frente Popular o fue simpatizante de éstos, se fueron a Extremadura y de ahí a Madrid para inscribirse en el Ejército republicano y luchar en el frente. Otros, pocos, se quedaron en la sierra próxima a Guillena soportando el frío, el miedo, el hambre... sin alejarse mucho de sus familias. Otros, se presentaron confiados en que no habían cometido ningún delito, siendo fusilados por aplicación del Bando de Guerra.
Al igual que en la mayoría de los escenarios del país, los problemas existentes entre vecinos o, incluso, entre familias fueron los protagonistas de la represión en el pueblo (las envidias).
Las mujeres se quedaron cuidando de sus familias y de los hijos de sus familiares fusilados, soportando la humillación constante de los que estaban ganando la guerra.
- Eulogia Alanis García, “la cunera”.
- Ana María Fernández Ventura, “la lega”. Vivía en el Portugalete. Que tenía unos veintinueve o treinta años. Tenía dos hijos, Luciano y Manuela, que llevan los dos apellidos de la madre por ser madre soltera.
- Antonia Ferrer Moreno. Natural de Loja. Casada con Cristobal Barroso Rosado (Ronda). tres hijos. Antonio Barroso Ferrer, Francisco Barroso Ferrer y Manuel Delgado Ferrer.
- Granada Garzón de la Hera, “la gitana”. 41 años. Casada con Francisco Aguilera Hidalgo (asesinado), al igual que su hijo mayor, José (19 años). Tuvo nueve hijos. Natural y vecina de Guillena.
- Granada Hidalgo Garzón. Vivía en c/ Echegaray nº 6.  Viuda. 70 años. Sabía leer.
- Natividad León Hidalgo. 52 años. Casada con Antonio León García. Tenía dos hijos; uno de ellos, José León León, baja en padrón municipal al igual que ella sin causa. Vivía en c/ Pablo Iglesias, nº32.
- Rosario León Hidalgo. 41 años. Casada con Francisco Prieto Lopez. Tenía tres hijos. Vivían en c/Pablo Iglesias. Nº 36.
- Manuela Liánez González, “la esterona”. Casado con Eduardo Rodríguez Membrilla. Fue detenida por no declarar el paradero de su marido, huido a la entrada de la tropas franquistas en Guillena. 46 años. Tenía dos hijas, Manuela e Isabel.
- Trinidad López Cabeza. 50 años. Tuvo ocho hijos (uno de ellos murió de pequeño). Fue detenida en su casa; su hija mayor se ofreció para ir en su lugar; no volvió a ver a su madre.
- Ramona Manchón Merino. 44 años. Casada con Antonio Palacios Garcia (asesinado), figuran 4 hijos. Vivian en c/ Agustina de aragon nº 23. Baja en padron sin causa.
- Manuela Méndez Jiménez. 24 años. Casada con Manuel Domínguez Garzón (desaparecido). Vivían en c/ Sevilla, nº 1. Dos hijos, José y Antonio, de cinco y tres años. Detenida por no revelar el paradero de su marido. 
- Ramona Navarro Ibáñez. Casada con José María Macero Maya. 24 años. Con dos hijas, Antonia y Carmen. Vivia en c/ Pablo Iglesias nº 1. Baja en padrón municipal sin causa.
- Dolores Palacios García. 46 años. Casada con Antonio Hidalgo Garzón. Tenían nueve hijos. Vivian en c/ Pablo Iglesias nº40. Baja en padron municipal sin causa.
- Josefa Peinado López. 55 años. Casada con Manuel Peinado Gonzalez y vivian en c/ Pablo iglesias nº 3. Tenían dos hijos, Guillermo y Cipriano (ambos eliminados del Padrón municipal).
- Tomasa Peinado López. 61 años. Casada con Antonio Fernández Moray. Tenían cinco hijos, tres de ellos (Antonio, Francisco y Jose) fueron baja junto a ella del Padrón Municipal sin causa. Vivían en c/ Pablo Iglesias nº 54.
- Ramona Puntas Lorenzo. 52 años. Casada con German Franco Santiago (asesinado). Tenia una hija, Josefa. Vivian en c/ Ramon y Cajal nº 3. baja en padron municipal sin causa.
- Manuela Sanchez Gandullo. 57 años. Casada con Emilio Valdivia Puntas. Vivian en c/ cervantes nº 24. Tres hijos. Su marido fue un destacado miembro de Unión Republicana Local, no represaliado.

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Podemos comprobar la huella que dejó el fusilamiento de nuestras mujeres, no solo en Guillena sino también en Gerena, en los testimonios recogidos por D. Leonardo Alanis a los vecinos de Gerena que todavía tienen grabado esta terrible escena en sus memorias.
Testimonio de Ignacio “el Meino”.
(...) hablaban siempre del crimen tan grande y responsabilizaban más que nada al “Moña”, que era el enterrador, más que nada por la forma en que trató aquellos cuerpos muertos ya, de las mujeres. Una de las muchachas, de las jóvenes que venían, venía embarazada y era hija y madre y ésta fue la que se escabulló y se escondió detrás de un nicho, a ver si se podía escapar. Y el Moña les dijo antes de que se fueran: Ehhh, aquí hay una; y se volvieron todos y la mataron. No se si hizo alguien alguna pesquiza sobre eso, pero aquello dolió mucho, aquí en el pueblo de Gerena (…) Una de las hijas de una de aquellas mujeres se vino a vivir a Gerena para estar cerca de su madre (…)

José Chávez Barrios.
Recuerda que desde donde estaban, desde la que es hoy ventana del despacho de la alcaldía, podía verse el cementerio y todos ellos, aterrados, vieron los relampagones de las descargas de los fusiles una y otra vez. Aún no era de día cuando comenzó la matanza.
Testimonio Anónimo.
(…) Entonces de Guillena trajeron a 17 mujeres, eran las mujeres de los que se fueron huyendo y las cogieron a ellas y las represaliaron, las trajeron a Gerena y las mataron en el cementerio. (…) A las mujeres las mataron el comando de Falange de Gerena. El comando de Falange de Gerena estaba compuesto por Pozo el empedrador que era el jefe de ellos, también estaba Carrillán, el famoso, (...) otro era El Chato Panadero (…) otro era el Popo (…) otro José el Calentitero, el de los calentitos, " Ese, Ufff ese era un elemento bueno (…) Otro era Juan Valderas " El Pescadero" (…) que era cojo. (…) Otro de los asesinos terribles, que mató a un niño a chocazos contra una pared era Quito el Demonio, uno que después se fue de Gerena. (…) Otros que pertenecían a aquel comando de la muerte eran Felipe el Caco, Arturo el de la Mariqui y Apache (…) Otro era Montero el Guardia Civil, asesino de niños, que no era de Gerena pero estaba casado con una tía de Antonio el Gordo y Curro Pollo. Montero fue el que mató al niño del Polvorista. (…) Estos asesinos viajaban a las aldeas del Castillo y a la sierra de Aznalcollar para fusilar a enemigos republicanos detenidos, y fueron los autores del asesinato de las 17 mujeres fusiladas en Gerena el día 2 de Agosto de 1937, a las 8 de la mañana. Una de estas mujeres estaba embarazada, otra abusaron de ella después de muerta, El Moña (…) y la que estaba embarazada, el Maestro Empedrador le sacó con un puñal el niño del vientre, eso fue terrible, tremendo (…) el nombre, José González "El Moña" que era un degenerado (…) murió en la posguerra, se arrastraba por las calles, murió de hambre, hinchado, arrastrao por la calle, murió de una muerte…la que se merecía el hijo de puta. (…).

Testimonio de José Domínguez Núñez.
Eran sobre la diez de la mañana cuando sentimos los tiros, pero en vez de salir corriendo como los demás, nos subimos en unos olivos para ver qué ocurría allí dentro”.(...). El Moña, cuando las mujeres trataban de esconderse en los nichos excavados en la tierra, las cogía por los pelos y las ponía para que las mataran (…).Había una chillina de mujeres… Todas ellas trataban de esconderse. Y ellos tiraban desde la cancela. Todos tenían fusiles. Eran de la Falange. Eran doce o trece, dos o tres de ellos eran Guardias Civiles. (…). Cuando terminaron, nos fuimos. (…) ellas están enterradas allí, a la entrada, a la izquierda, en una fosa (…) me acuerdo muchas veces. Yo era un chiquillo y siempre me he dicho cómo es posible que haya gente que haga eso con otras personas. Una de ellas iba embarazada, con un barrigón así… Yo vi a aquellas mujeres. Yo no sabía que eran de Guillena. De eso me enteré al día siguiente. (…). Eso pasó aquí…hicieron todo lo que quisieron.(...) Yo escuchaba los chillidos que pegaban las mujeres allí. Había uno que se llamaba Moña, que las cogía y las arrastraba y las sacaba allí en medio para que las mataran. Ellos estaban en la puerta. Yo no sé si tenía el cerrojo echado. Allí estaban ellos con los fusiles o las metralletas. Habría siete, ocho o diez. Había de Falange, algunos paseando. Algunos de paisano. Guardias Civiles no recuerdo yo que hubiera. Los Falange esos, yo no conocía a ninguno. Si hubieran sido los cabecillas de aquí, que estarían en complot porque si no, no lo hacen aquí, los hubiera conocido. Yo a ellos no los conocí. (…) Eran dieciocho. Dieciocho mujeres (…) Tiraban desde la puerta. Como el cementerio estaba antes todo liso. Apenas una mijita de tierra así que no levantaba ni una cuarta. Y las mujeres, las pobres, en la mijita esa que había se metían, se tiraban a tierra…hasta que el otro llegaba y las sacaba allí en medio. Cuando estaba allí en medio, bon bon y… fuera (…). Yo no sé si llegó a violarlas o no, pero allí no había nadie que viera eso. Yo no creo que un tío que esté viendo una tía muerta, quiera violarla encima. Aunque un desertor de esos es capaz de todo, porque ese tío ni tiene cabeza ni tiene ná. (…). Me dio por contarlas: dieciocho. Mayores, más mayores y nuevas. Una parecía que tenía ya bastante edad, pero después había unas pocas, más de la mitad, que eran todas chavalotas nuevas. De 25, 30, 40…y menos. Gente nueva.
(…).

Francisco Álvarez Gil (Hijo de Antonio Álvarez) (Mataron a su Padre y a su tío) Francisco, que hoy tiene 88 años, iba a trabajar a la Pizana aquella mañana montado en su borrico y acompañaba a Antonio. Eran sobre las seis y media o siete de la mañana. Su compañero, al pasar por delante del carril que va al cementerio, le dijo: “¿has escuchado?”. “Sentimos los tiros y los chillidos de las mujeres. Sólo se veían los bultos en la oscuridad…. Nos fuimos a casa, todo asustados con la cara blanca. Aquel día, no fuimos a trabajar ninguno de los dos. Ese fue el día que mataron a las mujeres de Guillena”.